Hace un año, mi querida hermana Geni y yo estábamos celebrando por todo lo alto nuestros cumples. Ella cumplía 49 y yo 48. Sí, sí, organizamos una preciosa fiesta llena de buena comida, excelente música en directo, alegría, amistad, y amor, mucho amor.
Es curioso, dudamos por un momento en esperar a cumplir los 50 para organizar “la gran fiesta”. Ella y yo reflexionamos y nos preguntamos: ¿Esperar? ¿A qué? ¿Por qué? ¿Para qué?
Tanto mi hermana como yo, lo que en el fondo de nuestro corazón queríamos era celebrar la alegría de vivir reuniéndonos con todas las personas bonitas que, de alguna forma u otra, habían contribuido a ser quienes somos hoy.
Me encanta la idea de que somos quienes somos gracias a cada una de las personas con las que hemos coincidido.
Pero volviendo a la reflexión sobre la espera. Durante este año 2020, creo que todos hemos aprendido que la vida no se espera. Porque en cualquier momento puede dar un giro inesperado y dejarnos atontados, mareados y confundidos.
Ahora me emociono. Una sensación intensa me invade. Me viene al corazón Jos, amigo del cole que hace unos meses se fue antes de hora. Y a la vez, siento una punzada en mi pecho al pensar en mi hija Marina, que desde la desescalada y tras el confinamiento ha estado más tiempo ingresada que en casa. Marina, eres mi mayor motivación para seguir soñando. Te admiro y te quiero.
Porque al margen de la delicada e incierta situación global que estamos viviendo, todos, absolutamente todos, tenemos algo mucho más importante con lo que lidiar: nuestro mundo interior y nuestro mini mundo.
La conocida cita de Gandhi lo refleja muy bien: Sé el cambio que quieres ver en el mundo”
De ahí la importancia de aprender a volver siempre a nuestro centro para conectar con nuestra verdadera motivación interna y para elegir, desde la confianza, cómo responder cuando las circunstancias nos sacuden.
Porque la vida es muy sabia, y si confiamos y nos abrimos a ella, nos daremos cuenta de que todo se va recolocando poco a poco de forma natural. Y si echamos una mirada hacia atrás y observamos la historia de la humanidad, seremos todavía más conscientes de ello.
Todo llega y todo pasa. Todo empieza y todo acaba. Todo nace y todo muere. Todo cambia constantemente en este mundo terrenal.
Pienso que al final todo se recoloca. Y si no se recoloca, quizás es que todavía no es el final.
Yo, mientras no llegue ese final, seguiré soñando fuerte, aprendiendo, aportando lo más auténtico de mí y agradeciendo cada nuevo suspiro que la vida me brinda.
Con amor y alegría ♥
Gemma
ÚNETE GRATIS A MI LISTA DE MUJERES INQUIETAS
Y RECIBE CADA DOMINGO MIS CARTAS ESPECIALES CARGADAS DE AMOR Y VALOR
También recibirás de regalo mi guía con los 30 BÁSICOS ESTRELLA con la que conseguirás mejorar tus RELACIONES
This website uses cookies to improve your experience while you navigate through the website. Out of these, the cookies that are categorized as necessary are stored on your browser as they are essential for the working of basic functionalities of the website. We also use third-party cookies that help us analyze and understand how you use this website. These cookies will be stored in your browser only with your consent. You also have the option to opt-out of these cookies. But opting out of some of these cookies may affect your browsing experience.
Necessary cookies are absolutely essential for the website to function properly. This category only includes cookies that ensures basic functionalities and security features of the website. These cookies do not store any personal information.
Any cookies that may not be particularly necessary for the website to function and is used specifically to collect user personal data via analytics, ads, other embedded contents are termed as non-necessary cookies. It is mandatory to procure user consent prior to running these cookies on your website.