Te escribo estas líneas conectada con todas las personas que desde chiquitita han influido en mi corazón, en mi alma y en mi vida y en especial inspirada en cada uno de los participantes de nuestra formación Impacta.

Estamos en constante relación con todo y con todos, y en permanente relación con nosotras mismas.

Cada persona con la que nos cruzamos en esta vida es un maestro que nos hace de espejo y nos muestra cosas que a veces no vemos de nosotras mismas.

El mundo de las relaciones me apasiona, me atrae, me motiva.

hoy quiero compartir contigo la sorpresa que los alumnos de la última promoción  nos dieron.

Al finalizar el módulo de relaciones, Andrea quiso regalarnos a todos este poema de Jose Luis Borges, un poema lleno de ternura, sentido y amor.

Las emociones brotaron en el grupo de forma fácil y profunda.

El área de nuestras relaciones es precisamente una de esas facetas de nuestra vida que más nos nutren y arañan el alma.

Todavía siento en mi corazón la energía de aquel momento.

Al cabo de un mes, al finalizar el último módulo de Liderazgo, los alumnos se adueñaron de su impacto natural y de su propio liderazgo esencial y nos dejaron a Laura y a mí admiradas y sorprendidas.

Neus, una bonita mujer creativa, tuvo la fabulosa idea de dibujar en un lienzo un “árbol sin hojas” para que cada uno de nosotros dejáramos nuestra propia huella en él en forma de hoja.

Aquí tienes el precioso poema que Andrea nos leyó al finalizar el módulo de relaciones y la foto del cuadro una vez terminado. Entre todos le dimos color, forma y emociones al árbol plasmando en él nuestra única y especial huella.

Metafóricamente es la huella que cada uno de nosotros queremos dejar en el mundo el día en que nos marchitemos y nos caigamos de este árbol llamado vida.

IMG_7157El árbol de los amigos, poema de Jose Luis Borges,

Existen personas en nuestras vidas que nos hacen felices por la simple casualidad de haberse cruzado en nuestro camino.

Algunas recorren el camino a nuestro lado, viendo muchas lunas pasar, mas otras apenas vemos entre un paso y otro. 

A todas las llamamos amigos y hay muchas clases de ellos.

Tal vez cada hoja de un árbol caracteriza uno de nuestros amigos.

El primero que nace del brote es nuestro amigo papá y nuestra amiga mamá, que nos muestra lo que es la vida.

Después vienen los amigos hermanos, con quienes dividimos nuestro espacio para que puedan florecer como nosotros.

Pasamos a conocer a toda la familia de hojas a quienes respetamos y deseamos el bien.

Mas el destino nos presenta a otros amigos, los cuales no sabíamos que irían a cruzarse en nuestro camino.

A muchos de ellos los denominamos amigos del alma, de corazón.

Son sinceros, son verdaderos.

Saben cuando no estamos bien, saben lo que nos hace feliz.

Y a veces uno de esos amigos del alma estalla en nuestro corazón y entonces es llamado un amigo enamorado.

Ese da brillo a nuestros ojos, música a nuestros labios, saltos a nuestros pies.

Mas también hay de aquellos amigos por un tiempo, tal vez unas vacaciones o unos días o unas horas.

Ellos acostumbran a colocar muchas sonrisas en nuestro rostro, durante el tiempo que estamos cerca.

Hablando de cerca, no podemos olvidar a amigos distantes, aquellos que están en la punta de las ramas y que cuando el viento sopla siempre aparecen entre una hoja y otra.

El tiempo pasa, el verano se va, el otoño se aproxima y perdemos algunas de nuestras hojas, algunas nacen en otro verano y otras permanecen por muchas estaciones.

Pero lo que nos deja más felices es que las que cayeron continúan cerca, alimentando nuestra raíz con alegría.

Son recuerdos de momentos maravillosos de cuando se cruzaron en nuestro camino.

Te deseo, hoja de mi árbol, paz, amor, salud, suerte y prosperidad.

Simplemente porque cada persona que pasa en nuestra vida es única.

Siempre deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros.

Habrá los que se llevarán mucho, pero no habrán de los que no nos dejarán nada.

Esta es la mayor responsabilidad de nuestra vida y la prueba evidente de que dos almas no se encuentran por casualidad.

Gracias por nutrir tus raices, gracias por nutrir tu propio árbol, gracias por leerme. Tu huella es única y especial. Tu huella es importante.

Con amor

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