Es curioso, hace ya unas semanas, tomando unas cañas con dos buenas amigas les expresé abiertamente mi intención de sacar a la luz y hablar del acoso y los abusos sexuales que sufrí durante mi infancia y adolescencia. Mi intención era hacer visible un tema del que no se habla y que es vital sacar a la luz.

A raíz de la expulsión del productor Harvey Weinstein de la academia de Hollywood, acusado de varios delitos sexuales, las redes sociales han estallado en una avalancha de mensajes y declaraciones como las de Cara Delavigne, cuando narraba el abuso al que había sido sometida por parte del productor.

La solidaridad de las celebrities ante este escándalo ha promovido movimientos que sobrepasan las fronteras de Hollywood para colarse en las vidas de millones de mujeres de todo el mundo.

El fenómeno #yotambien #metoo habla de todas las mujeres que en algún momento de sus vidas se han visto agredidas sexualmente.

Ahora mismo son las 7:56Am y estoy delante del ordenador escribiendo sobre un tema áspero, delicado e incómodo. Muy incómodo.

Una voz interna viene a mí (la del miedo)

  • ¿Estás loca?, Esto es tu intimidad, no le interesa a nadie, ¿Qué van a pensar de ti?

Otra voz me dice (la del amor)

  • ¿Para qué? Hay muchas mujeres que sufren por esto. Toca elevar conciencias y para ello hay que hablar del tema por muy incómodo y vergonzoso que sea

Antes de seguir escribiendo quiero parar, respirar y agradecer profundamente los mensajes privados que recibí tras compartir mi #yotambien en mis redes sociales, mensajes de bonitas mujeres que no lo han hecho publico por vergüenza, por miedo o porque sencillamente no han querido. 

Desde aquí les doy un abrazo cargado de amor y les vuelvo a dar las gracias por compartir sus experiencias conmigo e inspirarme. Pienso que sin estos mensajes quizás no hubiera llegado a escribir nunca este post.

Con su permiso, comparto de forma anónima uno de ellos:

“Qué súper mega valiente! Yo también sufrí abusos sexuales de pequeña. NO sabes lo que me ha ayudado solo esa foto con ese comentario. Decirlo tan abiertamente con esa naturalidad sin esconderse de nadie. Me encanta!  

Deseando leer tu post mujer valiente.

Qué alivio ver que hay otras mujeres apoyándome, comprendiéndome y haciéndome sentir más fuerte y SIN VERGÜENZAS. Graciaaaas a ti infinitooooo.»

También recibí otra bonita llamada de una mujer que me contó su áspera y dolorosa experiencia, nos escuchamos, nos comprendimos, nos apoyamos y nos liberamos juntas.

Siempre he pensado una cosa, y es que si cualquiera de mis actos y mis palabras pueden ayudar a tan solo una persona a ser un poco más libre, auténtica y feliz ya estoy más que satisfecha.

Quiero, de forma sencilla y transparente, expresar los abusos y el acoso que sufrí de niña y adolescente y que hasta que no alcancé mi plena madurez no tomé conciencia del impacto que tuvieron en mi.

Siempre he sido una mujer muy fuerte emocionalmente y por mi naturaleza no tiendo a dramatizar, lo que voy a expresar aquí lo hago sin rencores, ni culpas ni victimismo porque entiendo que soy la única responsable de mi bienestar e integridad.

Para mí, hay un aprendizaje en todo mi pasado, por muy duro o doloroso que sea.

Dicho esto, quiero añadir, que es sumamente importante naturalizar la sexualidad de forma sana y consciente y educar a los más pequeños en valores e inteligencia emocional para que desde muy temprana edad aprendan A DECIR NO y a GRITAR si es necesario. A PEDIR AYUDA.

Los niños son los adultos del futuro.

Te recomiendo echarle un vistazo a la Fundación Rana, una fundación que hace una labor increíble, tienen diversos programas de ayuda y prevención de abusos sexuales. www.fundacionrana.com.

Aquí van mis vivencias tal y como las recuerdo hoy:

Cuando tenía unos 6 años una amiga y vecina adolescente me invitó a jugar a su casa, sus juegos eran enseñarme un montón de revistas porno, sus consoladores, mirarme, introducirme sus dedos, besarme y que yo mirara su sexo. Creo que fue al segundo o tercer día que cuando me volvió a invitar, le dije NO, NO QUIERO IR. Ella se enfadó mucho y dejó de hablarme. Yo sentí mucho asco y a la vez me empoderé por haber sido capaz de negarme.

A los 10 años un hombre delante del colegio se bajó los pantalones y mirándonos a todas se masturbó. Me sentí confundida, no lo entendía.

A los 12 años, paseando con una amiga, un hombre se abalanzó sobre ella y le tocó los pechos. Nos asustamos mucho.

Con 13 años en Sheffield, volviendo a casa en autobús junto a mi hermana, un hombre que no dejó de intimidarnos con sus miradas, bajó detrás de nosotras, se bajó los pantalones y empezó a masturbarse mientras nos perseguía. Sentí miedo. Corrimos más que nunca.

Con 16 años, antes de mi confirmación, durante una confesión en la iglesia de Bray, Irlanda, donde estaba estudiando, el cura empezó a hacerme preguntas obscenas y totalmente fuera de lugar, mientras se estaba masturbando. No me lo callé. Resultó que a varias de mis compañeras les hizo lo mismo. No me sentí sola ni culpable. Al hablarlo me sentí arropada.

A los 18 años, en mi primer trabajo, tuve que aguantar cada día a mi jefe mirarme el culo diciéndome “hoy creo que lo tienes un poco más grande”. Parecía un disco rayado, sin duda estaba obsesionado. Curiosamente cuando venía su novia yo era invisible.

A los 19 años, cuando estaba paseando por Palma, un hombre se lanzó sobre mí para manosearme los pechos. Me hizo muchísimo daño, me enfadé mucho y me sentí muy impotente. Recuerdo que durante una temporada cruzaba la acera cuando venía alguien de frente.

No voy a entrar en la cantidad de veces que me han dicho guarradas por la calle o que me han intimidado. Te acostumbras.

Conozco un montón de casos de mujeres a las que han manipulado, emborrachado e incluso drogado con drogas duras para tener sexo con ellas. A algunas de ellas, al terminar, las dejaron tiradas y las llamaron “putas”. 

Mujeres muy cercanas a mí han sufrido graves violaciones, algo que me ha afectado más que todo lo que he compartido aquí con vosotras. Ahora mismo me emociono, siento dolor y tristeza.

Decirte que escribir este post no ha sido fácil para mí, pero me siento orgullosa de haber conectado con mi amor interior y haberlo hecho.

Mi intención es apoyarnos entre todos y elevar conciencias. Hacer de este mundo un lugar más humano.

Gracias de corazón por estar, por leerme.

Con amor

Gemma

PD. Si eres hombre me gustaría mucho conocer tu impresión y como estás viviendo este fenómeno. Tu actitud ante todo esto es muy importante para nosotras.

PD2. Si te has sentido identificada y quieres compartir conmigo tus emociones. Puedes dejar un comentario un poco más abajo o enviarme un email a mail@gemmapanades.com estaré encantada de leerte. Respondo siempre.

Esta entrada tiene 2 comentarios

  1. Pere Berga

    Hola, Gemma

    Gracias y enhorabuena por el artículo!

    Siento tristeza y rabia al comprobar que vivimos en una sociedad muy enferma y la que todavía le queda mucho trabajo por hacer. Me solidarizo y empatizo con vuestro sufrimiento. Como hombre tambien soy consciente y me autoresponsabilizo de que todavía son muchos los introyectos micromachistas que viven en mi subconsciente y que tragué sin filtrar, en mi educación y entorno familiar.

    El mejor favor que puedo hacer al resto de las personas es seguir trabajándome y contribuir a que nuestro mundo sea un poco más habitable.

    Un abrazo tremendo!

    1. gemmapanades

      Pere, tu mensaje es precioso, me llega con mucha humanidad, humildad y amor. Pienso que eres un ejemplo para el mundo y te doy las gracias de corazón por ello y por tus bonitas palabras.
      Un fuerte abrazo!!

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