En mi post de hoy comparto contigo algunas de las reflexiones que me inspiraron para escribir mi post anterior Las relaciones sentimentales son fáciles (clica aquí para leerlo)
Antes de publicarlas pedí el consentimiento de las autoras. Me siento muy satisfecha y feliz por la valentía y toda la confianza que me habéis demostrado.
En esencia, todas tenemos las mismas inquietudes y pasiones, además, según nuestras experiencias, heridas emocionales y creencias, podemos estar creando relaciones desde la libertad o el apego, desde la autenticidad o la dependencia, desde el amor o desde el miedo.
Te invito a quitarte los disfraces de tu Srta. Resistencia (¿todavía no sabes quien es? haz clic aquí) y a leer estas reflexiones desde tu corazón, sin juicios y sin barreras.
No olvides que detrás de cada testimonio hay una historia, unas emociones, un ser humano. La única vía para dejar de juzgarte a ti misma es aprender a no juzgar a los demás. Aquí empieza tu libertad interior.
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Joana:
Mi relación sentimental incluye que mi pareja es como mi otra mitad. Frase muy oída, pero cierta. A ver, yo soy un ser entero. Existo por mi misma, no necesito añadidos. Pero cuando me sucede algo (y casi siempre me suceden cosas peculiares, jajaja) mi primer pensamiento es: «ya verás cuando se lo cuente a Miguel».
Relación Sentimental es para mí: Amor, compañía, mi mejor amigo, mi espejo, lo que odio, lo que quiero, mi piel, el que me besa, me toca, me quiere, me cuida. Es como estar en una fiesta y es con el que te emborrachas y te lo pasas pipa 🙂
Laura:
Para mí las relaciones sentimentales con un hombre son relaciones sanas, llenas de verdad, emociones y sexualidad. Puede ser una noche, una semana, un mes, un año, una vida entera… los ingredientes principales son amor, humanidad, emoción, compartir, experiencias y sexo.
Lo que más me apasiona de este tema es la capacidad que tengo para conocerme a mí misma a través de cada relación, el rango que saca cada una de ellas de mí y el saborear la esencia de cada uno de ellos; explorar mi sexualidad y mi ternura.
Lo que más me inquieta… mmmmm… sí, el crearme historias imaginarias para cubrir una necesidad. Lo he hecho y me inquieta el volver hacerlo, aunque es solo una inquietud porque gracias a las experiencias vividas por ello, sé gestionarlo.
Luisa:
No existe nada en este mundo que desde muy tierna edad deseemos tanto como tener a alguien que camine junto a nosotros, dándonos la mano, compartiendo risas, llantos, enfados y sobre todo amor, mucho amor. Difícilmente me cuesta creer a quien me diga lo contrario.
Tampoco existe nada en este mundo que sacuda o trastoque, desestabilice y desequilibre tanto como tener a ese alguien junto a nosotros.
Qué misterio y qué maravilla encierra ese confluir de energías que un día se encuentran y deciden recorrer un camino que puede ser corto, largo, tortuoso, maravilloso, pero siempre sorprendente.
No soy amiga de los estereotipos y en el amor aún menos. No catalogo a las parejas, pues existen tanto tipos de parejas como personas las integran, todas ellas con un hilo conductor: ese que hace que cada momento que se pasa junto al otro sea irrepetible, único y especial.
PORQUE CUANDO ALGO SE HACE SIN INTENCIÓN DE QUE SEA PARA SIEMPRE NI LLENA EL ALMA, NI LOS DÍAS…
No quiero filosofar sobre las relaciones sentimentales, sin embargo, la evidente dualidad de la pareja al final se traduce en una búsqueda de uno mismo en el otro. Se trata de un reencuentro con uno mismo, pues cuando has aprendido al otro sientes que te has aprendido a ti mismo, lo que te lleva a dar un paso más hacia tu autoaceptación.
Pero a la vez que el aprendizaje es mutuo, también encontramos ese sano egoísmo que sustenta la relación, esa búsqueda del placer que se experimenta junto al amado/a. El contacto físico, las palabras que te hacen único/a, las veladas de largas conversaciones en las que el tiempo se para, una mirada, un roce, una pasión que nada ni nadie es capaz de contener… ¿A quién no le gusta sentir esa emoción? Esa emoción es el AMOR disfrazado de las más variadas y deliciosas formas.
No opino que el transcurrir de la relación sentimental [factor tiempo] tenga necesariamente que cambiar el amor que la pareja vive. Prefiero llamarlo evolución, un amor que va evolucionando es un amor que además de practicar el conocimiento de uno mismo a través del otro y de practicar el sano egoísmo de una pasión, llega a un punto en el que es capaz de olvidarse de la auto aceptación y se desprende del placer, sin condición, buscando la “felicidad” del otro y dando sin esperar. En ese punto nos desprendemos de nosotros mismos y no esperamos nada a cambio… simplemente practicamos el AMOR VERDADERO.
Y eso lo aplico tanto a las eternas parejas como a las parejas que tienen fecha de caducidad, pues las parejas que han recorrido un camino más corto creo que experimentan esas mismas emociones. No se trata de que por el hecho de haber tenido una convivencia más corta en tiempo no se haya podido vivir EL AMOR VERDADERO.
Margot:
Tengo ideas muy contradictorias sobre las relaciones sentimentales. La enfermedad del enamoramiento. Si el corazón y la razón tienen ideas opuestas, hay que hacer caso a la razón, esta nunca se equivoca. El trágico final. La libertad de poder hacer lo que quieras, pero sentirse sola. El reto de querer ser tu misma el Amor de tu Vida. Saber que somos naranjas enteras y no necesitamos a alguien para que nos complemente. Soltar, no esperar, no buscar, vivir el momento.
Mª Ángeles:
Al final todo se reduce a uno mismo. La vida es relación con uno mismo. No hay más. La cuestión clave es entender que el problema no es tanto de los otros como de nosotros respecto a ellos. Aceptar a los demás como son, aunque no los aprobemos, y no rebelarnos contra ellos. Sanar en nosotros lo que nos hace no aceptar a los otros. Todo en la vida, sin excepción, es relación con uno mismo. Hasta el ermitaño que se retira a la vida contemplativa en la montaña, no puede retirarse de sí mismo, y ha de aprender a relacionarse consigo mismo, con la naturaleza, con el medio… con la divinidad.
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