Gemma Panades

Hace unos días regresé de Barcelona, encantada, orgullosa y muy satisfecha después de impartir junto a mi socia Laura el segundo módulo de nuestra certificación de la Escuela IMPACTA.

Cada vez que viajo a la ciudad condal un montón de recuerdos invaden mi alma. Es precioso cerrar los ojos y visualizar la cantidad de momentos que viví allí cuando decidí dar un giro radical a mi vida e iniciarme en el apasionante mundo del Coaching. Sin duda, Barcelona es un lugar muy especial para mí, fue allí donde descubrí el poder de los retos y donde realmente empecé a salir de mi zona de confort.

En los meses en los que iba y venía para formarme conocí a personas que como yo, estaban conectando con sus sueños y que marcaron un antes y un después en mi vida, accedí a mis fortalezas y empecé a hacer cosas que jamás hubiera imaginado. Si queremos realizar nuestros sueños hemos de lanzarnos a volar y salir cuanto antes de nuestra zona de confort. Es allí donde la magia sucede.

Muchas veces esperamos a pasar a la acción porque tenemos la creencia que en un futuro estaremos mejor preparadas, sabremos más o sencillamente será mejor momento. Desde mi propia experiencia, te aseguro que si deseas hacer algo no existe ni existirá mejor momento que ESTE.

El mejor momento no existe, el mejor momento es AHORA.

El verdadero aprendizaje y crecimiento surge de forma natural cuando nos lanzamos a experimentar. Con todo lo que ya hemos vivido, leído y estudiado, con todo lo que ya somos en esencia tenemos muchísimo que aportar a los demás.

TÚ eres tu verdadero valor y el mundo quiere verlo y sentirlo.

Ahora mismo me río al recordar el reto que Eduard me lanzó al finalizar el primer módulo de mi formación:

“Te reto a buscarte un cliente en el avión y a hacerle Coaching durante el vuelo”

*RETO: Es una petición que estira a la persona más allá de los límites que se haya impuesto a sí misma, y que transforma su autopercepción. La persona responderá a un reto mediante sí, no o contraoferta. Con frecuencia la contraoferta es mayor que la concesión que inicialmente pensaba hacer.

En ese vuelo de regreso a casa estaba tan motivada e ilusionada que de forma natural empecé a hablarle sobre el Coaching a la chica que tenía al lado en el avión. Fue precioso, entretenido y muy divertido ya que mi coaching de principiante estuvo marcado por un vuelo lleno de turbulencias, la chica tenía pánico a volar y al finalizar el vuelo no sabía cómo darme las gracias por aquella improvisada sesión de coaching que tan bien le hizo sentir. La magia de la vida nos unió y mutuamente nos ayudamos.

Y ¿Sabes qué? ¡¡Conseguí mi reto!! Aquella chica y yo nos dimos los teléfonos y estuvimos quedando para hacer mis primeras prácticas.

Este reto lo llevé grabado en mi corazón durante los cinco módulos de mi formación en Barcelona. Por ello, cada vez que pisaba el aeropuerto me dedicaba a buscar “nuevas víctimas” a las que hacerles sesiones de coaching mientras esperábamos para embarcar.

La sensación era de nervios, algo de vergüenza y temor por no saber cual sería la respuesta de aquellas personas desconocidas. Aunque he de reconocer que las elegía muy bien, utilizaba mi intuición, una maravillosa habilidad que todos tenemos y que muchas veces pasamos por alto.

Después de rondar alrededor, con un “Hola” y con una enorme sonrisa, solía decirles: “Perdón si te molesto, pero es que vengo de una formación de coaching y necesito hacer una mini sesión de unos 15 minutitos para mi propia experiencia y práctica ¿has oído hablar alguna vez sobre ello? ¿puedo explicarte en qué consiste?”.

De entrada me miraban con cara extraña, pero he de reconocer que nunca recibí un “no” por respuesta. Algunas personas se abrieron más, otras menos, pero con todas acabé teniendo unas conversaciones profundas y llenas de descubrimiento.

Y es que el coaching no es más que una conversación en la que mediante habilidades esenciales como la escucha profunda, la intuición, el hacer de espejo y las preguntas abiertas y poderosas elevamos la conciencia de la persona y nos permitimos entrar en una relación en la que la fascinación es inevitable.

Han pasado ya tres años de aquellas conversaciones en los aeropuertos de la ciudad catalana. Hoy en día, he dejado de hacer coaching en las puertas de embarque y en los aviones, pero hay algo que vibra más que nunca en mi interior, algo que no voy a dejar de hacer jamás y son las ganas que tengo de seguir volando y retándome a mí misma.

“No nos atrevemos a muchas cosas porque son difíciles, pero son difíciles porque no nos atrevemos a hacerlas” – Séneca.

Hoy quiero retarte a ti a que te pongas en marcha y elijas eso que hace tiempo que te ronda por la mente y el corazón. Deja ya de ponerte excusas y atrévete a pasar a la acción. La verdadera seguridad la conseguimos dando pasitos y avanzando, solamente de esta manera podemos darnos cuenta de todo lo que somos capaces de hacer. Te aseguro que hacerlo te dará alas para seguir, y seguir, y seguir volando hacia tus sueños.

¿Qué específicamente vas a hacer para empezar a volar? ¿A qué esperas?

Un abrazo lleno de amor.

Gemma

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Esta entrada tiene 2 comentarios

  1. Delia

    Mi querida Gemma…todavía recuerdo un reto que me dijiste: salir de la sesión de coaching dando enormes zancadas hasta el coche con una sonrisa… la gente me miraba muy extrañada pero fue muy divertido y gratificante. Tenemos el poder de realizar qualquier cosa si ponemos voluntad y tomamos las decisiones necesarias. Gracias y nos vemos pronto

    1. gemmapanades

      Jajajaja Delia! me acuerdo perfectamente 😉 fuiste, eres y serás siempre un ejemplo de valentía y voluntad. ¿Te veo en mi próximo taller de día 25? Besito <3