Había una vez una niña inquieta a la que su madre apuntó a clases de ballet. Aquella niña se sentía enormemente contenta, pero a la vez muy nerviosa y preocupada.
No conocía a nadie y todo era nuevo para ella.
Cuando la pequeña entró por primera vez en la clase de baile todas las niñas se giraron de golpe, se sintió nerviosa, insegura, avergonzada y tremendamente observada.
Después de «dejarse observar» no le costó hacer sus primeras amigas, un «¿cómo te llamas?» la tranquilizó y un «¿cuántos años tienes?» También.
Antes de contestar….sonrió y, casi al instante sonrieron todas.
En realidad fue fácil romper el hielo, aquella niña aprendió que una bonita forma de conectar con sus amigas era con una sonrisa.
Las sonrisas se contagian fácilmente, pero detrás de ellas hay algo mucho más profundo, algo que está escondido y que muchas veces nos cuesta mostrar, nuestras emociones.
Los nervios, la inseguridad y la vergüenza se transformaron en alegría, empatía y confianza.
Cuando sonreímos transformamos nuestras emociones y esa transformación genera un impacto en nuestro entorno.
Al transformar nuestras emociones nos sentimos mejor, con más seguridad y confianza.
Nuestro espacio del entorno es donde nutrimos nuestras relaciones con los demás.
Cómo intercambiamos nuestras energías y conectamos con nuestros familiares, compañeros, jefe, amigos…..dice mucho de nuestro propio liderazgo personal, de nuestra responsabilidad y proactividad.
Si quieres mejorar la forma en que te comunicas con los demás hazlo desde tu ejemplo. Conecta con tu interior y actúa conforme a lo que sientes y eres.
Te doy 5 puntos clave para mejorar tu espacio del entorno y comunicarte con eficacia:
1- Mira a las personas a los ojos, hazlo desde tu corazón y tu esencia para ver en ellas su amor, su ser. Si te pones unas gafas de cristales negros, verás a las personas negras. Si miras con amor, verás amor.
2- Observa como hablan los cuerpos, estate atenta al lenguaje no verbal, la postura corporal, los gestos…. Nuestro cuerpo habla y es totalmente sincero. Comunícate más con tu cuerpo y haz de espejo. A veces las palabras sobran.
3- Muestra curiosidad por cómo se siente la persona con la que te estás comunicando, qué le preocupa y si puedes hacer algo por ella. Preguntar de forma transparente y sencilla es muy potente.
4- Escucha en un nivel alto, hazlo atentamente, de forma que puedas repetir y articular lo que te están diciendo, además te darás cuenta que si pones tu foco en lo que escuchas alejarás los juicios y creencias de tu mente (esa voz criticona que se cree que lo sabe todo). Aunque no expreses tus pensamientos, estos se perciben. Te aseguro que la energía a la hora de comunicarte cambiará por completo.
5- Sonríe, sonríe y sonríe siempre, sonríe de alegría, de pasión, de pena, de ilusión, de nervios, de amor, sonríe para sentirte mejor, aceptar tus emociones y contagiar tu energía 🙂
Si quieres comunicarte con autenticidad y simpatía, habla lo justo, mira a los ojos, utiliza tu cuerpo, escucha al máximo, pregunta con gracia y sonríe!!!
¿Te has sentido como esa niña inquieta alguna vez? ¡Me encantaría saber tu opinión! ¡Déjame tu comentario un poquito más abajo!
Un abrazo fuerte,
Gemma
Totalmente de acuerdo!
Qué buenos consejos, y qué reales y prácticos, muchas gracias por compartir
Muchísimas gracias a ti Conchi! Un abrazo fuerte 🙂